Ayer fue otro día de esos que tardaré en olvidar. Viajamos unos cuantos valientes ( y Tato, Isaac y yo también,ja,ja) a Plasencia a ver el derbi. Y no decepcionó. No olvidaré los gritos de: ¡No es un pabellón, es un futbolín! ¡Este pabellón, es de los Playmobil! Fue genial, la victoria agónica, las manos dolían de tanto aplaudir y la garganta estaba al límite. Un millón de gracias a todos, y en especial a Piti, que a pesar de recibir portazos y críticas de un montón de gente ha sabido llevar con dignidad y humildad al equipo.
Soy feliz xDDD