Hace un año estaba visitando Japón y disfrutando de una cultura muy diferente a la que aquí estamos acostumbrados.
Hace dos intentaba pasar página en unas vacaciones que no quería tener y que se me atragantaron desde bien pronto.
Hace tres me pasaba justo lo contrario: quería vacaciones pero había empezado a trabajar y no las tenía.
Hace cuatro estaba intentando recuperarme de una rotura de peroné.
Hace cinco fue uno normal y corriente.
Hace seis se mezclaban los viajes a Madrid, Mallorca y Alicante.
Hace siete disfrutaba de Edimburgo, el Fringe y Trelese.
Hace ocho descansaba tras un intenso viaje a París en coche.